¿Qué es un editor?

24 enero 2010

Desde luego, es un momento de reflexión para la edición.

Hace unos días el escritor Luisgé Martín publicaba en El País un artículo titulado Mueran los heditores (sic) con el que terciaba en la actual discusión sobre el lugar del editor en el modelo que dibujan las ¿nuevas? tecnologías. Previamente, el también escritor Javier Calvo había publicado en esa línea el artículo Por un libro universal, y otros articulistas, como el propio José Antonio Millán, también han aportado su opinión.

Yo, al menos, me quedo con la sensación de que hoy en día nadie, ni siquiera los propios editores, acabamos de tener claro qué es ser un editor. El seísmo de las tecnologías y los cambios en la distribución está empezando a sacudir los cimientos de la edición, y tanto los autores como los propios editores estamos viviendo un momento (muy excitante, por otro lado, y lleno de posibilidades) de redefinición, de necesidad de saber qué somos y qué queremos ser.

En mi opinión, parte de la dificultad para definirnos tiene que ver con el hecho de que todos esos cambios están removiendo el concepto y las expectativas de qué es un libro. El problema de base es que manejamos “libro” como un término muy polisémico, sujeto a diversas interpretaciones, con innumerables connotaciones históricas y afectivas y, por supuesto, muy ligado a un formato físico determinado.

Quizá podamos avanzar en esta discusión si, aunque solo sea a efectos de análisis, aparcamos temporalmente el concepto de “libro” y, en cambio, lo escindimos en tres categorías parecidas, pero no iguales, que pueden ayudarnos a clarificar un poco la situación. Son, ya lo digo, conceptos muy subjetivos, sobre cuya definición no pretendo que haya consenso: simples herramientas de trabajo.

  • El primer concepto es el de manuscrito. Definamos manuscrito como el resultado del primer volcado de la creatividad del autor, un texto más o menos terminado. Se trata de una labor creativa casi siempre solitaria. El autor frente a su texto.
  • El segundo concepto que propongo es el de obra: una evolución del manuscrito, que da como resultado un material terminado, listo para el juicio de un lector final. Convertir el manuscrito en obra puede ser tarea del propio autor en solitario (y de hecho, a menudo es así), pero son muchos los autores que acuden al editor como compañero de viaje en este momento. El editor, en este caso, hace equipo con el autor, y a modo de coach, entabla un diálogo acerca de mejoras que pueden referirse a la construcción del relato, al ritmo narrativo, al dibujo de los personajes, a la coherencia interna, al propio estilo y, sólo en último lugar, a la corrección ortotipográfica. Yo diría que la utilidad (o falta de ella) de esta labor del editor resulta bastante independiente de las transformaciones que esté experimentando o pueda experimentar la industria. Siempre habrá autores que valoren esta fase de “trabajo en equipo”, y otros que prescindan de ella (o recurran a personas que desempeñen ese papel muy dignamente aunque el cargo de “editor” no figure en su tarjeta de visita: amigos, familiares…).
  • El tercer concepto es el de proyecto editorial, que no es sino una iniciativa que permite que un número alto de personas disfruten de una obra y, en contrapartida por ese disfrute, generen una devolución de valor a los promotores de esa obra  (devolución que puede ser económica o de otra naturaleza). Es esta devolución de valor la que posibilita la generación de nuevos proyectos y convierte en sostenible la actividad editorial. El proyecto editorial, frente a los dos conceptos anteriores, implica una movilización de recursos que a día de hoy pueden ser medios de producción, distribución y promoción, como fábricas de papel, talleres, almacenes, expositores, giras de autores, comerciales, furgonetas… y que mañana pueden ser plataformas de publicación electrónica, tiendas online, pasarelas de pago, desarrolladores de software, u otros intermediarios emergentes. En esta fase, el editor coordina las acciones de muchas personas para convertir la obra en un proyecto editorial. Es decir, el editor en este caso es un jefe de proyecto editorial, alguien que cierra el hueco entre creación e industria. En este sentido, el editor hace lo necesario para facilitar que la obra tome una forma accesible para los lectores (sea física o electrónica) y  realiza todas las transformaciones necesarias para que la obra entre en un  proceso de industrialización. Es en esta faceta donde los cambios están siendo muy importantes, y donde el papel del editor está en plena redefinición.

Es importante tener en cuenta que el proceso de transformación que dibujan los tres conceptos anteriores no es lineal. No siempre va primero el manuscrito, luego la obra y finalmente un proyecto editorial que se monta sobre ella. En realidad, entre estos tres elementos hay un ciclo cerrado de valor, y el orden puede ser muy variado: muy a menudo hay un proyecto editorial definido que el editor propone a uno o varios autores, y el manuscrito y la propia obra se generan a raíz de ese proyecto. En este caso, el autor y el editor  “co-crean” un mismo proyecto (aunque la escritura material del manuscrito siempre sea territorio fundamental del autor).

Si tuviera que resumir la participación del editor en todos o en algunos de los conceptos enunciados, la imagen que se me viene a la cabeza es pedalear en el mecanismo, hacer girar ese ciclo manuscrito-obra-proyecto-manuscrito…

Resumiendo:

1. La palabra “libro” se nos ha quedado pequeña. Discutir acerca de qué es un editor precisa de términos más precisos, menos ambiguos y de significado más invariante frente a los cambios actuales.

2. El editor, a efectos de esta discusión, se define mejor como una función, no necesariamente como una profesión. Una función hoy en día muy democratizada, como casi todas las de los trabajos intelectuales donde, como en otras muchas áreas, lo que unos deploran como intrusismo es lo que otros aplauden como innovación.

3. Las transformaciones tecnológicas y de negocio están redefiniendo las funciones del editor. Algunas de esas funciones están quedando obsoletas, otras permanecen relativamente inalteradas, y por suerte, en las más de ellas, se presentan nuevas y excitantes oportunidades. [Me quedo con las ganas de entrar en detalle en este punto, pero eso tendrá que ser motivo de otra entrada.]

Las nuevas tecnologías están bajando las barreras de acceso a la publicación. Esto da más poder al autor, que va a poder decidir en qué medida requiere la participación de un editor, o bien se decide a “asumir las funciones de un empresario” (como propone Javier Calvo en el artículo que comentaba al principio de esta entrada).

Seguiremos teniendo trabajo aquellos editores que aportemos un valor reconocido en algún punto del ciclo editorial, con cambios o sin ellos. O, en otras palabras: ¡al trabajo!

15 respuestas to “¿Qué es un editor?”

  1. Fer said

    Vaya!!! Interesantísima entrada. Creo que es la primera vez que veo tan «real» todo este mundillo. Gracias por ser tan clara!

  2. Ariadna said

    Elsa, lo que tú llamas “proyecto editorial” es más bien “negocio editorial”. El negocio editorial “implica producción, distribución y promoción” y, efectivamente, en esta fase “el papel del editor está en plena redefinición”.
    Creo que un proyecto editorial es algo muy distinto y mucho más importante; tiene que ver con el alma de un sello, o la personalidad de una colección. Por eso yo lo pondría en primer lugar, porque es previo al manuscrito.
    Un autor puede prescindir del editor y publicar directamente en Google, en Bubok o en las decenas de plataformas de la web. Si el resultado fuera similar al que tiene con un editor, significaría que el editor ha actuado como una mera gestoría, ahorrando trámites molestos al autor. Un buen editor debe ser mucho más que eso: Construye un gran proyecto y convoca a los creadores para que lo hagan crecer con sus aportaciones; crea criterios claros que definen ese proyecto, y garantiza al lector que todo lo seleccionado merece la pena. Es, por tanto, un cómplice del lector (y a veces un grano en el trasero del autor) y, por ello, tan creador como el autor, aunque en diferentes niveles. Por eso un buen editor con un buen proyecto son absolutamente imbatibles.

    • elsaaguiar said

      Hola, Ariadna 🙂
      Me parece muy interesante y necesario el matiz que aportas en tu intervención, que, de algún modo, amplía lo que yo definía como «proyecto editorial». Quizá, para diferenciarlo de los simples «proyectos», podríamos denominarlo algo así como «programa editorial», entendiéndolo como el conjunto de proyectos coordinados con los que un editor (o un sello editorial) pretende impactar en la sociedad.
      Disponer de dos términos pueden facilitar la distinción entre, pongamos por caso, el proyecto editorial que se pone en marcha cuando se decide publicar un libro como «21 relatos contra el acoso» (que implica la concepción de la idea, la determinación de los temas, el contacto con los autores, la puesta en común del objetivo del libro, el trabajo con cada manuscrito, la maquetación y el diseño de la obra y por supuesto, su fabricación, distribución y promoción) del programa editorial que inspira un proyecto como ese, y que tiene que ver con la misión que un sello editorial se marca a sí mismo, con su deseo de transformación de la sociedad a través de los proyectos que pone en mano de los lectores… y con todas las acciones (editoriales) que lleva a cabo para conseguir esos objetivos.
      Gracias por haber destacado este aspecto fundamental, que nos recuerda que para un editor, cada uno de sus proyectos/libro tiene que responder a un proyecto/programa editorial. Y mis disculpas por una respuesta tan larga 

  3. Excelente reflexión, muy bien puntualizada en los comentarios. ¡Da gusto leer este blog!

  4. Arky said

    Hola Elsa
    Poner entre signos de interrogación el adjetivo NUEVAS delante de tecnologías es muy acertado. De un tiempo acá yo no dejo de reflexionar al respecto. No sé cuánto tiempo debe pasar para que convivamos con ellas con absoluta normalidad, sin el empleo de ese adjetivo preventivo que tiende a ponerlas en cuarentena, a situarlas en una suerte de territorio cenagoso o exclusivo que lo único que consigue es perpetuar esa exclusividad. Las tecnologías dejaron de ser nuevas hace bastante tiempo. Están aquí para quedarse y, sobre todo, están aquí para que las empleemos en nuestro provecho(sea en forma de libro electrónico o en otra)y cuanto más tardemos en comprenderlo, menor será el beneficio.

  5. Hola Elsa, llegué a tu blog de casualidad, navegando y me quedé prendada de tus comentarios e ideas, al respecto de qué es un editor, es algo que venimos discutiendo en el foro de Gente del Libro, que te invito a ver y si querés a participar, a propósito, sería muy interesante que pudieramos reproducir esta nota allí también obviamente citando la fuente, será para nosotros muy esclarecedora tu postura. sobre este particular discutimos en el link que te dejo a continuación.
    Mil gracias y adelante con tus reflexiones para iluminar el camino de quienes trabajamos en estos caminos.
    cariños
    Marcela Aguilar.- Argentina
    http://gentedellibro.ning.com/forum/topics/que-corno-toca-un-editor-en-el

    • elsaaguiar said

      ¡Qué interesante el foro Gente del Libro! Y qué maravilla que podamos entrar en contacto gracias a este medio. Por supuesto que puedes reproducir la entrada, y voy a leer con mucha atención lo que allí decís. Creo que tenemos mucho que hablar 🙂

  6. […] realizar la última jornada, la dedicada al futuro de la Literatura Infantil y Juvenil. Hace poco comentaba aquí que “el seísmo de las tecnologías está sacudiendo los cimientos de la LIJ”, así que […]

  7. […] puesto que en estos meses ha ido desgranando, post a post, información muy interesante sobre qué es un editor, en qué consiste su trabajo y, en definitiva, para qué sirve dicha labor. Material imprescindible […]

  8. […] es verdad que no es fácil explicar qué es un editor ni en qué consiste su (nuestro) trabajo, pero no deja de sorprenderme hasta qué punto algunos […]

  9. Estuardo Monge said

    Por casualidad llegué al mundo de la edición y estoy con una duda, unos me llaman corrector de textos y otros editor de publicaciones, la verdad es que para mí es indiferente, lo importante es agregar valor a los textos que me pasan. Me pueden indicar si existe una diferencia sustancial entre el editor y corrector? Gracias y felicidades por el blog, muy útil.

  10. Remy Hadley said

    Híjole. Vaya que me sirvió su texto.
    Gracias.

  11. […] ortotipográfica». Elsa Aguiar, «¿Qué es un editor?», en Editar en voz alta [on line], <https://editarenvozalta.wordpress.com/2010/01/24/%C2%BFque-es-un-editor&gt;, 24 de enero del […]

  12. Mónica said

    Hoy tengo una reunión con quien será mi editor en un nuevo proyecto. Buscaba un poco de información al respecto ¡y me encontré con esta entrada! Me ha servido de mucho este post: le ha puesto palabras a mis necesidades y expectativas. Muchas gracias. Mönica

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