¿Proteger o protegernos?

24 febrero 2013

Un tema imposible de eludir cuando se trabaja para niños y jóvenes es el de si el contenido es «adecuado» para lectores de una determinada edad. Las opiniones son diversas y, por supuesto, todas respetables y discutibles por igual, dado que se basan en aquello de lo que cada uno considera necesario proteger a los niños. O no protegerlos.

La cuestión es que no somos niños, ni los niños de hoy son iguales a los niños que fuimos. Ponerse en el lugar de los niños y jóvenes de hoy sin serlo es uno de los retos de editar LIJ (y más aún de escribirla o de seleccionarla para ellos). Por eso me encantó esta entrevista gráfica que el autor de cómics Art Spiegelman le hizo al autor de literatura ilustrada infantil Maurice Sendak en la revista New Yorker:

La infancia es «profunda, rica, vital, misteriosa, honda«, dice Sendak. Y sí, quizá nos asustaría conocer al niño que llevan dentro nuestros niños, como probablemente nos asustaría recordar, de verdad, sin romanticismo ni falsos idealismos, al niño que realmente fuimos. Porque efectivamente, sabíamos cosas terribles y sabíamos que era mejor que los adultos no supiesen que las sabíamos. ¿O no?

Determinar cómo se traduce esto a nuestro trabajo con o para niños no es tarea fácil, pero a mí me hace reflexionar. Me hace plantearme si al rechazar una novela para niños por demasiado dura pensamos en los niños o en los adultos que las leerán y nos juzgarán a través de ellas. Me hace pensar si como sociedad tenemos unos parámetros acertados respecto a de qué cosas hay que proteger a los niños y de cuáles no. Me hace mirar hacia nuestro papel como adultos que educan, hacia el sentido de la educación, hacia el trasvase entre el niño y el adulto que se produce en ese proceso. Y sin duda, me hace reflexionar sobre cuál debería ser la postura de la LIJ ante todo esto.

No tengo todas las respuestas, pero como casi siempre, creo que en este caso las preguntas son más importantes.

12 respuestas to “¿Proteger o protegernos?”

  1. nat said

    Creo que este es un tema central para los editores de lij y también me ando preguntando estas cosas seguido, sin encontrar una respuesta del todo clara. Por ejemplo, hace poco, releyendo Peter Pan, pensaba que quizás hoy no sería aceptado en varias colecciones actuales. Tiene algunos temas con la infancia peculiares y bastante diferentes a cómo aparecen o se los trata hoy, y además, claro, la novela original está bastante lejos de la versión Disney de la historia que es la que fue circulando. Pero ese es todo otro gran tema.
    Gracias, Elsa, como siempre.

  2. Gonzalo Moure said

    Personalmente, lo tengo claro: es la diferencia entre escribir «para» niños, y escribir «sobre» niños. Si es sobre ellos es imposible ignorar todas esas cosas, terribles o no, que ellos saben, a riesgo de que no nos crean.
    Otra cosa es cuánto riesgo estamos dispuestos a asumir, escritores y editores.
    Pero no creo que se trate solo de lo profunda y rica que es en realidad su vida (y complicada, y muchas veces atormentada), sino también del conocimiento que poseen y el que desean poseer. En las alambicadas y fantasiosas interpretaciones del mundo de los adultos de Guillermo Brown late ese deseo. Y Guillermo sabe que no lo va a encontrar en libritos idílicos escritos «para» los niños, sino en los libros que su padre tiene a buen recaudo. Es nuestra literatura la que debe abrirse a esa biblioteca adulta, diluirse en ella. Como dice Sendak en la entrevista: «Books are books». Y basta.

  3. Totalmente de acuerdo. Vivimos en una época en la que impera lo políticamente correcto, que no es sino otra forma de hipocresía. Tratamos de ver a los niños como seres puros y cándidos y pretendemos que la mejor forma de educarlos es alejándolos de todo aquello que nosotros, como adultos, consideramos perjudicial. A eso es a lo que se llama banalidad: algo sin profundiad, insustancial. Y así es la mayor parte de la literatura que nos llega en la actualidad.

    Sin embargo, los libros de LIJ de hace unos cuantos años trataban a los niños como adultos en desarrollo, es decir, por encima de todo, personas, seres humanos que llegarán un día a ser completamente adultos, con todo lo que ello supone, y que deben aprender conceptos morales y vitales.

    Es por ello que libros como El jardín secreto, de Frances H. Burnett, y publicado en 1910, habla de cosas tan terribles como la soledad, el abandono, la muerte y el rechazo. y sin embargo lo hace de una manera sublime, sensible, acercando estas situaciones al mundo infantil de manera excepcional. Y los niños lo entienden, quizás no de forma intelectual, pero comprenden los sentimientos y las situaciones del libro, sin traumas. Dicen que aprendemos empatía a través de nuestro propio dolor. Si no hay dolor, no puede haber empatía… pues bien, los niños pueden adquirir parte de esa empatía a través de los libros, de un dolor controlado, moderado y planificado. Un dolor que no daña, pero que motiva una reflexión y una profunda emoción.

    ¿No comienzan casi todos los cuentos clásicos con la muerte o el abandono de los padres? ¿No están poblados de seres terribles, devoradores de niños? ¿No se enfrentan los pequeños héroes con situaciones terribles? ¿Cuántos nos hemos criado con Hansel y Gretel, con Pulgarcito o incluso el más terrorífico Barbazul? Los niños no se traumatizan por un cuento, sino por la actitud de los adultos ante ese cuento, por la ocultación, la censura o nuestra propia vergüenza ante ciertas situaciones, por la falta de explicaciones cuando las necesitan o, lo que es peor, por la imposibilidad de hacer preguntas ante nuestras nulas respuestas.

    Una profesora de psicología me dijo una vez que con los niños se pueden tratar todos los temas, solo tenemos que saber hacernos entender por ellos.

    Debemos comenzar a comprender que los niños no son criaturas de mente frágil a los que debemos sobreproteger. Ni ellos mismos lo desean. ¡En mi última charla en un colegio los alumnos me pidieron que mi próximo libro de LIJ fuera de terror! Y es que Caperucita, sin lobo, ya no es lo mismo…
    Ellos quieren saber, comprender, el mundo que les rodea. Y es un mundo lleno de cosas maravillosas, sí, pero también de otras desagradables, duras, dolorosas…

    Por eso libros como El jardín secreto, Donde viven los monstruos, Peter Pan, como han apuntado en comentarios anteriores, y tantos otros son, en realidad, libros, por encima de etiquetas: libros que los niños podrán leer a un nivel y los adultos a otro.

    Y eso, en definitiva, es la buena literatura.

  4. Sami said

    Este año he presentado un cuento a Barco de Vapor sin saber muy bien si su contenido es adecuado para niños. Es el primer cuento que escribo y que además envío a un concurso importante. Obviamente no he ganado, ni el cuento se va a publicar, lo que ya hubiese sido un premio increíble. El caso es que me quedaré sin saber si el cuento es adecuado o si es que realmente no es bueno y ya está, que es lo más probable.

    Lo cierto es que el cuento no lo escribí para niños, sino para una niña en concreto que ha perdido a alguien muy especial. Se llama Sara. Aún no lo ha leído entero y sinceramente creo que no lo está entendiendo, quizás hasta que no lo acabe no logrará hacerlo, o quizás no lo haga hasta que dentro de un tiempo algo le traiga a la memoria ese cuento y decida volver a leerlo. Entonces quizás ya sea adulta, y entonces quizás consiga rescatar por un momento a la niña que fue cuando se lo regalé y lo comprenda todo, con lo que habré ganado el mejor de los premios. Creo que ocurrirá así y por ello presenté el cuento, pensando en todas las demás Saras.

    Desde el otro lado, desde los que nos presentamos al concurso, al menos en mi caso, tampoco sabemos responder esas preguntas, supongo que solo los niños sabrían hacerlo.

  5. Cuando he leído al entrada me ha venido a al cabeza un viejo libro: Cruzada en jeans, que hace poco tuve que releer. Allí, la muerte está presente por todas partes, de lejos y de cerca, con uan naturalidad como la vida misma. Quizás la medida sea la propia vida. Nos empeñamos en alejar el dolor de nosotros y de las persoans que queremos. No les dejamos fortalecerse y hacerse valientes. Es conveniente lo que ayuda a superar lo que van a ver a diario.
    Sin embargo, a mi entender, hay que huir de aquello que aleje la inocencia de un niño frente a los sentimientos que deben mantenerse lo más incólumes como nos sea posible, es decir, el amor, la amistad, la solidaridad. no los desprestigiemos, no los llenemos de dudas, de problemas de adultos, de nuestras peores pesadillas. Que quepa siempre la mejor de las sonrisas.

  6. Lo absurdo ya viene cuando se pretende proteger a gente de 16 años para arriba, claro.

  7. Miguel Luis Sancho said

    Fernando Savater en su libro «La infancia recuperada» trata el tema que planteas en tu entrada, Elsa.
    Si no recuerdo mal, Savater afirma que los cuentos infantiles, especialmente los populares o tradicionales, tratan de hecho muchos temas tabúes para los niños, incluso para los adultos. Por ejemplo, el abuso de menores, el abandono de los padres a sus hijos, la muerte, el asesinato, …
    Todo se puede tratar en este tipo de relatos, por supuesto, pero de una forma adecuada a la mentalidad infantil.
    La forma más literaria e idónea, para mí, es la metáfora y el simbolismo. El enfoque puramente realista no tiene porque ser el mejor o más «autentico».
    Otra cosa muy distinta es ese invento moderno de la Literatura juvenil.
    Muchos alumnos míos, por ejemplo, devoran las novelas de Federico Moccia, creyendo vivir «emocionantes» y «transgresoras» historias amorosas, pero sólo encuentran en realidad una novela llena de tópicos literarios, que ni siquiera saben reconocer como tales.

  8. PabloC said

    No conocía el cómic, pero es un hallazgo. Me gustan mucho los dos autores 🙂
    Sobre la reflexión, no podría estar más de acuerdo.

  9. Imma Soler said

    Buscando en las estanterias de una gran libreria, encontré libros juveniles sobre: lugares fantásticos, amores adolescentes, vidas materialistas, vidas insufribles, guerras pasadas, bulling, vampiros, zombis, vampiros…
    ¿Es la espiritualidad un tema tabú en la literatura infantil- juvenil?
    ¿Cuántos jóvenes hay que se cuestionan las preguntas existenciales desde temprana edad y no encuentran respuesta?
    Todavía existe el miedo a la muerte( eso no se supera), ya no se escribe sobre ella: cómo afrontarla, cómo sobrevivirla… Y que no sea a través de muertos vivientes, claro.
    ¿Qué hacemos en esta vida?
    ¿Porqué hay que superarse?
    ¿Cómo vencer las dificultades, sin dejarse matar y empezar una nueva partida? (generación video- consola)
    No creo que haya que recurrir a la religión para hablar, o escribir, sobre esto. Hay muchas coincidencias (demasiadas para algunos) entre todas las religiones. Muchos puntos filosóficos comunes, que podrían ayudar a nuestros jóvenes a entender el sentido de la vida.

    En la espiritualidad residen las respuestas para construir una sociedad con más ética, más civismo.
    ¿Por qué NO interesa que los jovenes lean sobre esto?
    Hoy en día están llenos de materialismo, de vivir por su físico, de envidia, odio, competitividad…
    Son reflejo de la televisión y los medios. Pero, y me entristece profundamente reconocerlo, la literatura está mostrando más de lo mismo en muchos de sus títulos.

    ¿Y queremos afirmar que nos preocupamos por la crisis social?
    No.
    ¿Estamos sembrando algo para que cambie?
    No.
    En la literatura actual sólo se muestra lo que ya hay, pero no aquello que podría haber si se da un un giro, quizá al principio muy sutil, que nos haga mejores para ir construyendo un mundo mejor.

    El día que encuentre un libro que potencie la creatividad ( cada vez menos presente en la mente juvenil), la cooperación, la amistad (sin ejemplos de puñaladas traperas) el amor, (no romántico, si no de relación interpersonal), la aceptación de uno mismo (sin peros)… prometo comprarlo a mis hijos por duplicado y regalarles un ejemplar a cada uno de mis alumnos, que falta les hace.
    ¿Utopía?
    ¿Miedo a atreverse?
    ¿Temor a ser diferente?

    «YOU MAY SAY I´M A DREAMER,
    BUT I´M NOT THE ONLY ONE.»

    Una madre preocupada, profesora desesperada y escritora novel propulsada.

    • elsaaguiar said

      Hola, Inma:

      La verdad es que siempre intento no «promocionar» libros en este blog, pero la verdad es que ante tu comentario, me voy a lanzar a la piscina y voy a hablar de algunos libros que tratan de esos temas que planteas. No tanto por intentar que puedas cumplir tu promesa de regalar uno a cada uno de tus hijos y otro a tus alumnos :), como para contribuir a calmar un poco esa preocupación. Porque, te lo aseguro, en la literatura infantil y juvenil existen esos títulos que demandas. Quizá no sean los que puedes encontrar en la mesa de novedades o en la estantería de bestsellers, pero existir, existen, y hay muchos niños y jóvenes que los leen.

      Siento que mi lista no incluya a todas las editoriales que me consta que tienen libros sobre estos temas, pero por comodidad, voy a hablar solo de los que conozco muy bien. Como no sé qué edad tienen tus hijos y tus alumnos, hago un pequeño recorrido por todas las edades, que te ampliaría gustosamente si lo consideras necesario.

      Con respecto a tu primer grupo de temas, la espiritualidad y las preguntas existenciales, la muerte, la trascendencia y el sentido teleológico de la existencia, a mí me gustan especialmente la serie Pepe piensa para los más pequeños, y libros de la colección El Barco de Vapor como Más allá o Mamá se ha marchado para niños de 8 a 12 años.

      En cuanto a libros sobre la crisis social y el cambio posible, déjame recomendarte El balonazo y El amigo que surgió de un viejo ordenador, para chavales de 8 a 12 años. Y Muerte a los coches y El rostro de la sombra para los más mayores.

      Sobre cooperación, amistad y afrontamiento de las dificultades, a mí me gustan especialmente Lili Libertad, Ojo de nube, Pandillas rivales y Cómo escribir realmente mal para los 8-12 y libros como El remoto decimal para jóvenes.

      En fin, que podría hacerte una lista interminable. Puede que algunos de estos libros respondan a lo que tú buscas y puede que otros no: los temas pueden ser los mismos, pero ser diferentes los puntos de vista o el posicionamiento ideológico. Pero, créeme: hay una magnífica LIJ más allá de lo que se ve colocado en primera línea, solo hay que encontrarla.

      En cualquier caso, que haya padres preocupados y profesores desesperados por encontrar buenos libros para los niños y jóvenes es la mejor muestra de que hay esperanza.

      • Jesús said

        En mi modesta opinión, a veces olvidamos cuan importante es que los niños simplemente LEAN, que la lectura sea un hábito tan natural como lavarse los dientes o desayunar ¿Por qué limitar la temática infantil? ¿Qué hay de malo en soñar que vuelas como Peter Pan? ¿Me llamaréis materialista porque sueñe en cruzar los mares infectados de piratas para encontrar un tesoro? Los niños no son robots a los que podamos programar, más bien todo lo contrario: son soñadores por naturaleza; dejémosles soñar sin trabas que para educar ya están los libros… de texto.

  10. Alba said

    Suele hablarse a los niños (y no tan niños, que ahí está la literatura de 15 para arriba) con una caja de tiritas al lado, y así no se puede. Porque no cuaja, no cuela, no te lo compran ;).

    ¡Gracias por el cómic!

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