Escribir sobre niños, escribir para niños, escribir como niños
3 septiembre 2014
Aunque este no es un blog de reseñas, he leído este verano un libro que me ha dado mucho que pensar sobre esa especie de trabalenguas que es el título de esta entrada. «Tú eres mi buena estrella» da voz a Ninon, una cría de 9 años maravillosa en su desnuda ingenuidad, en su felicidad ¿injustificada? y en su envidiable confianza en la vida.
Como creo que la reseña de la editorial (lo siento, compañeros) no le hace justicia, me permito matizarla. Sí: Ninon, la protagonista, asiste atónita a la furiosa separación de sus padres e intenta traducirse a sí misma lo que ve, lo que oye y lo que le toca vivir, tratando de darle sentido al enorme caos en el que vive. Pero lo importante es la maestría con la que la autora se convierte en esa niña y consigue que el adulto lector comprenda la realidad que la propia niña no comprende, o que sonría cuando la niña no sabría adivinar el por qué de esa sonrisa.
La autora de esta novela escribe sobre niños. Y en cierto modo, escribe como escribiría una niña, aunque trufado con una enorme habilidad para ponerle toda la intención de un adulto a la narración deliciosamente ingenua de la chavalita.
Parte de mi maravilla viene de la constatación de que, en la novela, todo o casi todo lo que se “oye”, se oye a través de la voz de la niña, aunque oigamos a todos los demás cuando Ninon explica a su manera los puntos de vista de los adultos.
¿Es una novela sobre niños? Bueno, yo diría que es una novela sobre la vida, también sobre la vida de los niños, pero sí es, eso seguro, una novela sobre cómo los niños ven e interpretan la vida, la suya propia, pero sobre todo, la de los adultos… con unos criterios muy diferentes a los de un adulto.
Curiosamente, lo que seguro que no es, es una novela para niños. Porque a los niños de nueve años les pasaría lo mismo que a Ninon: que se quedarían en la superficie, en la descripción de los hechos que hace la niña de nueve años, sin traspasar ese umbral en el que está lo verdaderamente implicado por esas palabras y esos actos de los que la niña actúa como narradora eficaz pero ignorante.
Seguramente lo que he encontrado tan placentero de este título es que la autora, aunque no ha escrito una obra de LIJ, sí ha exhibido la que es quizás una de las habilidades más necesarias para escribir LIJ: la de franquear las barreras de estilo de pensamiento y de modelo del mundo que separan a niños y adultos. Si la LIJ lo hace para llevar una visión del mundo a los niños, ella lo ha hecho para meter la mirada de los niños en el mundo.
No lo he leído aún, pero lo buscaré. Sin embargo, no sé… ¿no es un libro para niños porque ellos se quedan en la superficie? Tengo mis dudas, la verdad. También la mayor parte de los adultos que conozco se quedan en la superficie de los libros, y no por eso dejan de ser para ellos. Para niños, en mi opinión, quiere decir legible, simplemente, por un niño. La profundidad con la que quiera y logre leer ese niño, es ya cosa suya, de sus padres y sus ejemplos, de sus maestros, de su ambiente, de su costumbre, de su inteligencia y capacidad. Ya digo: lo leeré para tener una opinión más fundada, pero tal como suena tu reseña, yo sí que se lo ofrecería a un niño de 9 años (al que le guste leer). Y, por cierto, un gusto ver que retomas la página después del verano.
Sí, en abstracto puedo estar de acuerdo con tu interpretación. Pero ¿qué es «legible por un niño»? Para mí no basta con que entienda el sentido literal de lo que lee. Y en este libro, quedarse en lo literal es perderse el 99%. No sé, por ejemplo, la niña cuenta que ellos (su padre y ella) tienen «amigas» que vienen con los «amigos» a ayudarles (se están construyendo una chabola, una casa según la niña) o a merendar, y que también tienen «conocidas» que también les ayudan a veces, y hasta les invitan a dormir a sus casas, pero como las casas de las conocidas suelen ser pequeñas y no caben los dos, su papá se va a dormir allí y ella se queda en casa con el perro. ¿Se le puede explicar a un niño de 9 años la diferencia entre las amigas y las conocidas? Seguro, pero, ¿de verdad tiene sentido? 🙂