Mitos y realidades de la edición 2: Las editoriales solo publican lo que vende

19 febrero 2010

A nadie le parece raro que Nike fabrique zapatillas para venderlas, ni que Spielberg haga películas con la intención de que sean un éxito de taquilla. Y sin embargo, a menudo tengo la sensación de que a algunas personas no les parece del todo bien que las editoriales publiquen libros que se vendan.

Todos sabemos que solo hay un tipo de editoriales que publican lo que no se vende: las editoriales que han cerrado. Las editoriales que siguen editando son las que han encontrado el modo de hacer viable su actividad, teniendo unos ingresos que superen sus gastos. Es decir, que las editoriales, entre otras muchas cosas, son negocios. Muy honorables, pero negocios.

Lo que está claro es que montar una editorial no es la mejor forma posible de ganar mucho dinero. Desde luego, los emprendedores que fundan una editorial lo hacen, sobre todo, con el deseo de llevar adelante una misión cultural. Si se trata de ganar dinero, es mucho mejor montar una empresa de energías renovables, que están muy subvencionadas, o, si me apuran, una puntocom.

Eso sí, las editoriales tienen que ser capaces de mantener un sano equilibrio entre llevar adelante su misión cultural y ser una actividad sostenible mediante la venta de los libros publicados. Por supuesto, ese equilibrio no se intenta conseguir  con cada título, sino con el conjunto de la actividad editorial. El «mix» se compone, más o menos, de un número razonable de libros  que pueden vender bien, más alguna apuesta incierta, más unos pocos títulos que da igual que vendan más o menos, porque son libros que responden plenamente a la misión de la editorial. Publicar esos libros a veces se parece a jugar a la lotería (puedes ganar o no) y otras, a dar el dinero a una ONG.

De todos modos, la cuestión no es solo económica.  Por mucho que un contenido encaje con el tipo de libros que quiere hacer una editorial, también es necesario que la obra esté alineada con las expectativas de los lectores.

Si los lectores no leen los libros que una editorial publica, no hay hecho de lectura. Y la misión de una editorial se realiza no cuando publica un libro alineado con su misión, sino cuando consigue hechos de lectura relevantes.

Un libro que nadie lee es un árbol muerto para nada.

15 respuestas hasta “Mitos y realidades de la edición 2: Las editoriales solo publican lo que vende”

  1. Begoña said

    Pura lógica lo que cuentas, el tema está en aproximarse lo más posible a la diana y para ello está la verdad de un texto, cuando es literatura de verdad la base sobre la que está cimentado y se trabaja sin medias tintas se está más cerca de acertar. Digo yo, al menos esa es mi procedimiento de trabajo.
    Eugenia Rico dice: Escribo para el mismo ser para el que escriben los enamorados cuando escriben sus nombres en la arena de la playa. Sólo que yo escribo en la arena de un desierto».
    También dice: Leer y escribir es el oficio de no conformarse nunca.
    Tiene un libro precioso que yo he leído La muerte blanca. Creo que quien lea este libro suyo estará más cerca de saber que no miente en la hermosa entrevista que la revista gratuita Biblioasturias le hizo. Una joya para cualquier principiante.
    Lo mismo que otra entrevista para nota a Ignacio del Valle, «Vivo los éxitos igual que las derrotas: trabajando.
    «Yo soy escritor gracias a una biblioteca pública. Gracias a ella entendí que se había enseñado a respetar demasiado la literatura en vez de amarla».
    «Hay dos cosas en la vida que son esenciales para madurar: una saber quién eres, dos, aprender a abandonar».

    La realidad es contundente cuando hay materia prima se publica, y si no pues no. Todo el mundo a leer y a trabajar. Saludos

  2. Begoña said

    Genial, acaba de volver a cumplirse mi lema: la vida te devuelve duplicado todo lo que das. Después de escribir el texto me lamenté por lo de siempre no tener todos los ejemplares de la revista gratuita Biblioasturias que es una joya en sí. Y resulta que está en Internet y puede leerse en la página que lleva su nombre. Os aseguro que era una frustración de mucho tiempo. Y gracias a ponerla en palabras se cumplió. Eso que para mí las palabras impresas son siempre magia. Saludos

  3. Arky said

    Creo que tiene que ver con la percepción, a mi entender del todo cierta, que antes que editores se os considera lectores, buenos lectores añadiría, que precisamente habéis llegado a la edición por la pasión lectora. Y desde la posición privilegiada de editor/lector resulta con frecuencia incomprensible que extraordinarios escritores deambulen de editorial en editorial, como pedigüeños, pertrechados de sus manuscritos en busca de un editor generoso que se aventure a publicarlos. Y la indignación es mayor cuando, además, el público se da cuenta que determinadas editoriales publican a autores cuya valía es cuestionable cuando no inexistente.
    La misión cultural a la que has hecho referencia debería incluir como primer precepto no publicarlo todo. Pongo en tela de juicio aquella máxima que dice que no hay libro malo del que no se pueda extraer algo bueno. Saramago dice que hay dos clases de libro: para que uno despierte y para que uno duerma.
    Y para dormir ya están las malas teleseries.

  4. WOLFVILLE said

    El caso es que hay libros como «El Nombre de la Rosa» que no se parecía en nada a lo que se vendía entonces y fué un «best-seller», he ahí un ejemplo de editor arriesgado. Y Kennedy O´Toole se murió en la miseria deprimido porque nadie quería publicarle su obra maestra «La Conjura de los Necios», que hoy es otro «best-seller». Supongo que ese sería un caso de ceguera.

    Entiendo lo expuesto en la entrada, pero espero que no haya otras joyas hoy en día perdiéndose en el limbo de lo no publicado, solo porque no es una historia de amor sentimentaloide entre vampiros cursis con portada roja y negra. Eso sería muy triste, la verdad.

    Saludos!!

  5. Eomoi said

    No debemos olvidar que una editorial, pese a tener una misión cultural, debe vender libros, y los libros se venden si la gente que los ha de comprar se siente interesada por ellos. No creo que debamos desdeñar ningún tipo de literatura porque a nosotros no nos guste o porque sus contenidos no nos interesen, porque de todos los libros podemos aprender algo, tanto de los buenos como de los malos. Matizo: tanto de los que nos parecen buenos como de los que nos parecen malos. Si las historias de amor sentimentaloide de vampiros se venden, será porque van dirigidas a un público concreto con el que conectan, dejando aparte el marketing y la publicidad. Por mucho bombo que le den a un libro, si una vez está en mis manos no me gusta, esa historia no ha conectado conmigo, independientemente de la calidad de escritura que posea la autora o el autor. Puede que no me interese la temática o puede que el tema me apasione y, sin embargo, no asimile la forma en que me lo está transmitiendo esa persona.

    Como lectora, busco historias que me envuelvan por completo, que me hagan olvidarme de lo que sucede a mi alrededor mientras tengo el libro abierto, y muchos libros que hoy se consideran joyas, no lo consiguen, aunque no dejaré de reconocer que son joyas de la literatura. Como escritora aficionada, sin demasiadas pretensiones ni esperanzas de publicar algo, busco lo mismo: historias que me envuelvan a mí mientras las creo y a las personas que las lean. Si un libro considerado mediocre consigue eso conmigo, para mí es una buena historia.

    Saludos,

    • Begoña said

      Estoy totalmente de acuerdo contigo. Me sucede lo mismo. Si el libro no me instala como primera espectadora de la historia me cuesta mucho leerlo y lo termino dejando aunque me encante el modo en que está escrito.

    • Teresa Cameselle said

      Estoy muy de acuerdo con lo que dices, y con tu matización, «libros que nos parecen buenos y libros que nos parecen malos», porque hay gente que hace críticas muy rápidas y confunde «no me ha gustado» con «qué malo es este libro».
      A mí me gusta diferencia, entre los que me han gustado, entre «libros para pensar» y «libros para soñar». Algunos tienen las dos características, claro. Los primeros me dan ideas, reflexiones, relecturas. Los segundos me dan envidia y ganas de escribir.

      • Ikima said

        Hola Teresa. Me he sentido muy identificada con tu último comentario sobre los «libros para soñar». A veces me doy cuenta de que un libro me ha gustado mucho porque desearía haberlo escrito yo, o por el contrario pienso que yo no seré capaz de escribir algo tan bonito. Me hacen ponerme a escribir enseguida.

  6. Laura said

    Igual. De todas maneras, no creo que los editores sólo acepten historias de moda. Sería un suicidio comercial empantanarse en los mismos temas, pues ante la sobreoferta el demandante busca material en otros lugares. Pienso que un editor razonable -siempre dentro de los límites de su propia línea- tendrá algunas historias que conectan con las «modas» de manera sugerente, algunas apuestas riesgosas, de las que nadie sabe en qué terminarán, y algunos libros más bien «sociales» que pueden tener más con su propia personalidad. Esto último lo encuentro aún más lógico en la LIJ, donde la editorial está compartiendo la responsabilidad social de formar niños y jóvenes con otras instancias, como lo son los propios padres y las instituciones educativas. 😉

  7. Ikima said

    A mí me parece razonable que una editorial publique libros que considere que se van a vender bien, al fin y al cabo es una empresa, y las empresas tienen que luchar por mantenerse a flote logrando que los beneficios sean mayores a la inversión. Pero las preguntas que yo quería hacerte son: ¿qué criterios sigue una editorial a la hora de estimar si una obra tendrá buenas cifras de ventas? ¿Existen estudios de mercado en este sentido que pueden resultar orientativos, o es una cuestión de intuición del editor?

  8. Alexiel said

    Yo no estoy en contra de lo comercial siempre y cuando sea literatura… el problema es que hay muchas editoriales que pecan de poco serias y se ponen a publicar cualquier mierda con tal de ganar plata (ok, sobrevivir, si quieren, pero eso es venderse, ¿no lo creen?… ¿Cómo deberíamos llamarle? ¿Prostitución cultural?… ¿o quizás corrupción cultural?). Se me vienen varios ejemplos a la mente, pero la verdad es que prefiero no hacerlo porque podría herir susceptibilidades.

    Estoy de acuerdo, además, con Wolfville, quien señaló títulos como «El Nombre de la Rosa», de Umberto Ecco, que fue un bestseller (luego tuvo una película y… no podemos negar que también se notan sus influencias sobre bestsellers posteriores, a mi parecer, bastante menos buenos), y, sin embargo, en su momento se consideraba una «obra de riesgo». Actualmente podrían estarse dejando pasar muchas obras excelentes que serían booms comerciales porque, quizás, se piensa que son demasiado complejas para el lector actual, malacostumbrado al simplismo excesivo en los argumentos y al exceso de sensacionalismos. Se supone, además, que si existe también un claro compromiso de promover la cultura, se debería tener cierto nivel de selección, puesto que se trata, también, de «enseñar a leer», de aumentar la capacidad de comprensión y reflexión del lector, y ello no se cumpliría si se le limitan las opciones a un sólo tipo de «obras fáciles»… pienso que deberían presentársele todas las opciones… quién sabe, tal vez es alguien que comienza con Harry Potter (una obra de lenguaje sencillo, pero en este caso sí me atrevo a mencionarla porque es una historia que yo respeto, porque me parece que, dentro de su tipo, está bien hecha, es creativa, original, curiosa, entretenida, etc, etc, etc… y que engancha a un público joven que recién se inicia a la lectura, pero a la vez puede entretener a alguien que está acostumbrado a leer otro tipo de libros), y luego de leer toda la saga, decide probar con otras obras, quizás, de diferente tipo.

    – Alexiel

    • Begoña said

      Una reflexión muy, pero que muy interesante la tuya. Me encanta toda la verdad que has aportado a este ratito de charla que yo diría.

  9. Alexia said

    Lo ideal sería publicar cosas que se vendan y que a su vez sean buenas. Porque hay que reconocer que, hoy en día, salen libros bastante malos solo porque hay una moda. ¿Cuántos libros de vampiros han salido últimamente? ¿Y cuántos de ellos valen realmente la pena?

    ¿Y las portadas? ¿Por el hecho de que sean todas negras y rojas eso va a hacer que se vendan más? Puede. Pero puede que no. Yo, personalmente, ya veo todas iguales y ninguna me llama la atención. Solo hay que ver, por ejemplo, la reedición de Crónicas Vampíricas de Anne Rice.

  10. […] 1: Nadie va a leer tu manuscrito; 5 consejos básicos si te vas a presentar a un concurso;  Mitos y realidades de la edición 2: Las editoriales solo publican lo que venden; Prescribir y recomendar; Publicar sin que te publiquen;  Prefiero que me publiquen; Cinco cosas […]

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