En respuesta a D. Gabriel

14 junio 2011

Hace poco Gabriel proponía, en un comentario, una entrada que aclarase cómo se puede conciliar la pasión y la vocación por la LIJ con el mundo, a veces nada idealista, de la empresa.

Cuando pienso en ello, lo que se me viene a la cabeza sin querer es “¿Y cómo hacer que el amor sobreviva a muchos años de matrimonio?”. Ya sé que Gabriel no planteaba esa pregunta, pero quizá las respuestas están más cercanas de lo que parece.

Y es que, en ambos casos, para mí es básicamente una cuestión de voluntad. De querer, vamos. ¿Es siempre fácil? No, claro que no. Pero de lo que sí estoy segura es de que muchas delicias del amor no surgen, digan lo que digan, en los primeros seis meses de subidón (aunque las películas y muchas novelas quieran hacérnoslo creer); y muchos proyectos editoriales solo son posibles de llevar adelante con el apoyo económico y logístico de una empresa editorial fuerte.

Hacer la receta de esta conciliación no es fácil, pero sin duda, algunos de los ingredientes serían:

  • Un poco de realismo, que las cosas son como son, y todos vivimos en la misma realidad y sabemos lo difíciles que son a veces las cosas del amor y las de la empresa.
  • Un poco de mala memoria, para olvidar ese gesto un poco frío o esa decisión comercial que parece excluir la literatura.
  • Y otro poco de buena memoria, para recordar esos momentos tan gratos en los que sientes que todo es posible.
  • Algo de compromiso, para continuar con un proyecto que te da mucho, al que ha contribuido mucha gente y en el que hay otros implicados.
  • Un bastante de buena voluntad para reírte por enésima vez ante la misma broma, porque aunque parezca un libro más, siempre es un libro único.

Pero sobre todo:

  • Porque te maravilla que esa persona increíble te mire con amor, y que esa empresa que hace años parecía inalcanzable aún te quiera pagar por tumbarte a leer novelas en el sofá.
  • Porque le miras a los ojos /a las páginas y te sientes orgulloso de ver ahí un poco de ti.
  • Porque tenerle cerca te alimenta. Porque cada libro, cada autor, cada lanzamiento, te da vida.
  • Porque cuando ves las arruguitas que va teniendo alrededor de los ojos, sonríes con ternura, y porque cuando ves determinados libros te preguntas cómo te dejaste convencer para publicar aquello… y sin embargo lo harías de nuevo.
  • Porque te sorprendes esperando con mariposas en el estómago volver a ver al otro por la noche, y sigues esperando con la misma impaciencia la siguiente entrega de un manuscrito que va llegando con cuentagotas.

¿Qué si merece la pena? Yo llevo veintidós años en el primer empeño y diecisiete en el segundo, y mi respuesta es sí, rotundamente sí. ¿Voluntarioso? ¿Naíf? Probablemente. No pasa nada.

6 respuestas to “En respuesta a D. Gabriel”

  1. ¡Felicidades! ¡Qué gran artículo! Me parece excelente.

  2. Gemma lluch said

    Excelente: gracias por ofrecer esta lectura que va al corazón y a la cabeza

  3. Andrés Sobico said

    Sirve, Sive mucho saber saber que alguien en tu posición piensa eso, ahora tengo que aplicar todo el arte de mis 25 años de matrimonio, al arte de escribir novelas (porque creo que editar y/o
    escribir cosas que valgan la pena son trabajos espejos)

  4. Virginia Wollstein said

    Muy interesante tu entrada. Yo también creo que sí es posible, aunque no haya publicado ni tampoco esté casada.
    Es bueno que los que lleven años en estas cosas nos animen a los jóvenes.
    Un saludo,
    Vir

  5. Laura said

    Acuerdo en todo, Elsa querida. Y me dejás pensando en mi trabajo… y también en mi matrimonio.

  6. Qué bonito el post, Elsa!!!!!

Replica a Gemma lluch Cancelar la respuesta