Darse cuenta

22 julio 2014

Releo el texto de Gustavo Martín Garzo “Instrucciones para enseñar a leer a un niño” y, como ocurre con todos los buenos textos, aparece de pronto un pequeño detalle al que antes nunca había prestado la atención suficiente. Acaba Gustavo su artículo con una afirmación maravillosa: “No olvide, en definitiva, que el cuento más necesario, y por el que seremos juzgados, es el que contamos sin darnos cuenta con nuestra vida”. Y de pronto, ese pequeño sintagma preposicional se me antoja tan relevante y tan revelador que prácticamente oscurece a todo lo demás.

Porque sí, efectivamente, darse cuenta o no darse cuenta es la clave, el principio y el fin. Por mucho que hablemos de la lectura, de los libros, del placer de leer, de la formación, del entretenimiento, de hacer lectores… al final el para qué se impone con fuerza. ¿Qué objetivo puede ser más importante que ese, el de ser conscientes de la historia que contamos con nuestra vida? No sé si hay muchas personas, lectores o no, que vivan dándose cuenta, pero yo tengo la suerte de conocer a alguna. Esa es otra (una más) de las ventajas de trabajar con determinados autores: que se dan cuenta, ellos sí. Y escriben su vida, como sus libros, dándose cuenta. Y presenciarlo, aunque no sea muy de cerca, es un enorme privilegio. Gracias por dejármelo atisbar.

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